Cuando la gente es grande y Dios es pequeño

Cuando la gente es grande y Dios es pequeño

Ana Cabral

Cómo tratar el temor al hombre

Si R.C. Sproul se refirió a su encuentro con el Dios Santo como su “segunda conversión”, yo definiría la Consejería Bíblica como mi “tercera conversión”. No me malinterpretes, no es que crea que exista tal cosa, pero me permito utilizar esta metáfora ya que considero la Consejería Bíblica como una parte esencial en la vida diaria del creyente que quiere ser moldeado y transformado por principios bíblicos en todas las áreas de su vida.

La Consejería Bíblica es básicamente un tipo de discipulado que sirve al creyente en su santificación progresiva. Esta disciplina trata con los problemas del alma humana y tiene como objetivo ayudar al creyente a caminar en santidad. El consejero bíblico enseña, aconseja y exhorta aplicando principios extraídos de la Palabra de Dios a la vida del creyente, confiando plenamente en la obra del Espíritu Santo. El fin último de la Consejería Bíblica es perseguir la obediencia y exaltar a Dios con todo nuestro ser. Si esta es la primera vez que escuchas este término, te animo a que puedas indagar más sobre esta apasionante y poderosa herramienta para la santificación de los creyentes. Estoy convencida de que cambiará tu perspectiva de la vida cristiana práctica de manera excepcional.

Cuando la gente es grande y Dios es pequeño es una joya de la Consejería Bíblica. El libro está dividido en dos grandes secciones. En la primera parte, Edward Welch nos invita a poder identificar las diversas formas en las que “el temor al hombre”, el gran tema del libro, se encuentra presente en nuestras vidas. Te advierto, desde ya, es altamente probable que te veas reflejado en al menos una de ellas. En una segunda parte, como buen consejero bíblico, Welch nos da el único antídoto para este gran mal: El Evangelio.

Lo que más disfruté de Cuando la gente es grande y Dios es pequeño

1. El diagnóstico: El temor al hombre.

Desde la primera página comenzarás a entender la tesis central del libro: muchas de las etiquetas puestas por la psicología en verdad no son más que lo que la Biblia denomina “el temor al hombre”. El temor al hombre es un tema recurrente en las Escrituras y Edward Welch nos enseña a través de pasajes bíblicos cómo muchos de los problemas que sufrimos hoy son simplemente los síntomas de la verdadera enfermedad. De acuerdo con el autor, muchas de las formas en las que pensamos, reaccionamos o actuamos tienen que ver con este gran mal: pensar que la gente es grande y Dios es pequeño.

En este libro Welch nos ofrece un mirada aguda y exhaustiva sobre diversos conceptos propuestos desde la psicología y la respuesta bíblica a los mismos. Este libro te obligará a examinar tus caminos y corregir ideas adquiridas sobre la baja autoestima, la presión social o “el qué dirán”, la victimización, “la espiritualidad moderna” y el secularismo, entre otros.

Lo increíblemente renovador acerca de esta lectura es que no se limita simplemente a reflexiones teóricas, sino que nos invita a la introspección a través de ejercicios de reflexión y aplicación prácticos fundamentados en la Palabra de Dios. Al final de cada capítulo encontrarás una sección de reflexión que te aseguro no te dejará indiferente.

2. El gran antídoto: El Evangelio

Contrario a ideas populares como “debes encontrar la respuesta en tu interior” o “debes amar quién eres”, sostenidos por las corrientes secularistas de nuestro tiempo, Ed Welch nos confronta desde la Palabra de Dios para poder dar una respuesta verdaderamente efectiva a los problemas más profundos de nuestra alma. El autor encuentra solo en el Evangelio la respuesta para todos estos males causados principalmente por nuestro propio pecado, y altamente influenciados por el pecado de otros, el diablo o la corrientes culturales de nuestro tiempo. Para el autor, el Evangelio es la gran píldora que nos libera de nosotros mismos y nos hace centrarnos en Dios. Personalmente, creo que este es el mayor acierto del libro.

3. Evidencias de cambio: amor, amor, amor. 

Una vez que dejamos de ser el centro de nuestras propias vidas y nos dejamos iluminar por el carácter santo de Dios, quedaremos sencillamente eclipsados. Nuestras aparentes necesidades quedarán a un lado, y ya no viviremos pendientes de lo que otros puedan darnos sino que amaremos de manera servicial a todos cuantos estén a nuestro alrededor. El amor de Cristo nos permitirá amar a nuestros enemigos, a nuestro prójimo y a nuestros hermanos en la fe de maneras menos egoístas y más bíblicas.

Considero que Cuando la gente es grande y Dios es pequeño representa una reafirmación de la verdad bíblica que observamos en Efesios 4:

“y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”- Efesios 4:23-24

Verdaderamente, estoy convencida de que necesitamos renovar nuestra mente día a día, dejando de lado conceptos y maneras seculares de pensar para solamente abrazar las verdades bíblicas que son capaces de transformar nuestros corazones y hacernos caminar en santidad. Este libro ha sido para mi un paso más en ese sentido.

Mis citas favoritas de Cuando la gente es grande y Dios es pequeño:

“El tratamiento más radical para el temor al hombre es el temor al Señor.” (p.21)

“Cuando Dios y la espiritualidad son reducidos a nuestros estándares o nuestros sentimientos, Dios nunca será para nosotros el maravilloso Santo de Israel. Teniendo una visión de Dios disminuida, crecerá nuestro temor a la gente.” (p. 99)

“Jesús no murió para aumentar nuestra autoestima. En vez de eso, murió para traer gloria al Padre al redimir a su pueblo de la maldición del pecado.” (p. 172)

Recomendación final: 

Cuando la gente es grande y Dios es pequeño es un libro altamente recomendable para que puedas examinar tus dolores del alma y puedas encontrar una respuesta bíblica para ellos. Este libro también te brindará herramientas poderosas para combatir el gran mal de nuestros tiempos: el temor al hombre. Y, por sobre todo, te recordará que la luz de Cristo es verdaderamente transformadora ¡Ánimo, hay esperanza en Él! Definitivamente, no podrás quedarte indiferente ante esta lectura.

Nos encontramos pronto entre líneas, Ana

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